MONTCORBAU - GLÈISA DE SANT ESTÈUE

A pesar de sus orígenes románicos, la iglesia de Sant Estèu ha incorporado el legado artístico que dejaron los períodos gótico y barroco. Pero lo primero que advierte el visitante cuando se adentra en el interior de la iglesia es el sabor popular que desprende el edificio, puesto de manifiesto, sobre todo, en las pinturas murales del siglo XVIII que se han conservado y que recientemente han sido objeto de restauración.  Del período románico quedan como testimonios el tramo central de la nave y la pila bautismal. Ya en el siglo XV, la iglesia de Sant Estèue experimenta la primera gran transformación al incorporar un ábside poligonal gótico que sustituirá el original románico. La espectacularidad del ábside gótico se pone de manifiesto en el interior de la iglesia, donde muestra su estructuración arquitectónica a partir de elevadas y elegantes nervaduras que surgen del suelo y se reúnen en el anillo de la cúpula que cubre el espacio absidal. Posteriormente, durante el período barroco, se incorporaron cinco capillas en los laterales de la nave que han dado lugar al aspecto actual de la iglesia; en estas capillas es donde se narran diferentes episodios bíblicos representados pictóricamente y donde se percibe el espíritu popular que comentábamos al principio. Continuando en el siglo XVIII, se añade la torre campanario adosada en el ábside, y se incorpora el pórtico de entrada a la iglesia; en la fachada de este pórtico encontramos empotrado un cipo funerario romano y un crismón.

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